sábado, 29 de octubre de 2016

EL AUTISMO UN DESAFIO PARA EL PSICOANALISIS
por Marcela Errecondo 


El psicoanálisis tiene un nuevo desafío: el tratamiento del autismo. Debido a la creciente y variada presentación, se ha convertido en una interpelación a diferentes disciplinas como la ciencia, la educación, el derecho, la psicología. ¿Qué tiene para decir el psicoanálisis en esta gran conversación? Se trata de pensar el autismo desde las categorías del psicoanálisis y mostrar una orientación para un tratamiento posible. Pero ¿Cómo se puede llevar esto adelante si están tocados los fundamentos mismos de la invención del dispositivo analítico inventado por Freud?  me refiero específicamente a la palabra. El desafío es entonces teniendo en cuenta los fundamentos del psicoanálisis, sostener un dispositivo de tratamiento diferente al inventado por Freud para las neurosis pero posible para el autismo.
Con Lacan aprendemos que no va de suyo tener un cuerpo, hablar y relacionarse a los semejantes. Son necesarias operaciones muy complejas a partir de lo que podemos llamar el estado nativo del sujeto. El primer estatuto del sujeto  está determinado por el encuentro del lenguaje y el cuerpo que produce un trauma imborrable -troumatismo- y produce un goce opaco, llamado autista. En este sentido todos los seres humanos estamos afectados por este momento que es un grado cero de la palabra, una dimensión  autista. Algunos superan este trauma apoyándose en el poder de la palabra, pasando por el Otro y obteniendo un plus de vida en el lazo social, pero otros se petrifican ante este poder traumático que tiene el lenguaje y no consienten en apoyarse en la palabra, son los llamados autistas en el sentido clínico, que persisten en ese núcleo congelado.

El autismo se refiere a un conjunto de síntomas que impiden o dificultan seriamente el proceso de entrada de un niño en el lenguaje, la comunicación y el vínculo social, se diagnostica entre los pocos meses de vida y los dos años. El ‘congelamiento’ que se produce nos confronta al grado cero de la relación del sujeto con el lenguaje y la palabra.

La característica del sujeto autista es que presenta una ruptura brutal, producto de un rechazo al Otro y su palabra, a veces bajo la forma de un encapsulamiento que lo aísla. Esto hace muy complicada la intervención, sea terapéutica, pedagógica o educativa. El desafío es entonces ¿cómo logramos atravesar esa barrera, ese rechazo, incidir en ese núcleo “congelado”?

Desde la orientación lacaniana, el encuentro con el niño autista no está ritualizado, no tenemos un protocolo, ni una técnica. Por un lado avanzamos con un cierto no saber al mismo tiempo que por el otro, nos orientamos por un cierto saber que es la formalización de la práctica que llamamos clínica.

Lo que ubicamos como fenómenos clínicos, por ejemplo: estar desconectado de todo, un grito, un golpe, un balanceo, una repetición fonemática, un movimiento bizarro, la recolección de pequeños objetos, etc. Todo eso es leído por nosotros y hacemos un signo que se lee, pero no en el sentido de un mensaje, sino como una marca de goce. Así el psicoanálisis se convierte entonces en una práctica que nos conduce siempre a una huella de goce (letra). 

Me interesa señalar que la orientación lacaniana proscribe toda culpabilización de los padres y está comprometida desde hace muchos años en estudiar y actualizar las estructuras significantes y libidinales que subyacen en el autismo y que generan su lógica propia.

Quiero destacar la invitación de E. Laurent a estudiar la distinción del autismo con respecto a las psicosis en general, apoyándose en la lectura que ha hecho J-A Miller  sobre el Uno de goce en la enseñanza de Lacan.
Una primera diferenciación es que los fenómenos de las psicosis están del lado de la ruptura del mensaje, de la cadena significante S1 y S2 y esto tiene que ver con las manifestaciones del delirio y las voces alucinadas en la esquizofrenia y paranoia. El trabajo de la psicosis está en la dimensión simbólica e imaginaria, del sentido delirante.

Mientras que en el autismo no tenemos el mismo tipo de ruptura, sino que se trata de la repetición de un 1, que está totalmente separado, que no re-envía a otro y que al mismo tiempo produce un efecto de goce. E.L nos decía que se trata de una palabra que provoca terror, que es una impronta sobre el cuerpo imposible de borrar -acontecimiento de cuerpo-,  que lo marca como un cuerpo que se goza a sí mismo en un más allá del principio del placer.

Esta es una zona terrible porque los sujetos para tratar de estabilizar la agitación que produce este lleno de goce tratan de extraer algo del cuerpo, a veces se automutilan. Intentan producir un vacío, un agujero, pero como están hundidos en lo real y en lo real no falta nada, no hay agujeros, esto produce una angustia tremenda. Hay un rechazo de la alienación y la separación no tiene lugar.
¿Cómo producir un agujero para poner algo extraído del cuerpo? Trataré de ilustrar esto con una viñeta de un tratamiento llevado a cabo en institución.

Sin forma, sin imagen
Lina es una niña de 4 años, muy menudita para su edad, con cara de viejita. No habla, sólo enuncia sonidos guturales: UUGH, UUGH. Come con las manos, apenas  presta atención a los adultos que se encuentran en la institución, mira de reojo y con miedo a los otros niños. Nos dicen que camina desde hace poco tiempo, pues se negaba a hacerlo. Tampoco gateó, se arrastraba haciendo toda la fuerza con los codos. Para intentar que caminara sus padres la ponían de pie, apoyada contra la pared, se alejaban y la estimulaban a dar unos pasos. Lina caía desplomada de cara contra el piso, sin poner siquiera las manos para resguardarse.
La mayor dificultad en la convivencia con Lina es que no se le entiende cuando pide algo imperiosamente, al no obtenerlo entra en crisis: llora, grita, se retuerce en el piso, se tira del cabello, se arranca la ropa, tira las sillas, el teléfono, la T.V.
Además se cae todo el tiempo, se lastima, se quema con el gas de la cocina, la plancha, los cigarrillos. Se masturba casi constantemente. No controla esfínteres. Deambula mojada de pis y caca, como si eso no le molestara. No se deja tocar, ni vestir, ni peinar. Intentar cambiarle la ropa es como si se le arrancara la piel, una desesperación incontenible. Tratar de hablar para calmarla o retarla no tiene efecto, no puede escuchar, el horror y la angustia aparecen en su cara.
En la institución no participa de las actividades. Está sola con sus objetos: pedazos de revistas, una caja, una prenda.
Nada indica que ahí haya un cuerpo, es un sujeto carente de envoltura corporal, no hay ninguna reacción ante la imagen de su cuerpo que está encerrado en una burbuja de protección ante el Otro. Esta defensa masiva nos indica que está sumergida en lo real en donde no falta nada, nada puede ser extraído. E.L lo ubicó como retorno del goce al borde, a un borde en donde los agujeros están cerrados, indicando así la forclusión del agujero a diferencia de la forclusión significante en la psicosis.
El trabajo apuntará a desplazar este borde, a hacer entrar en función un menos que intente inscribirse en lo real.
Una extracción
Durante un taller mirando una revista arranca la foto de una madre con su bebé en brazos. Pone este recorte en frente de ella a la altura de sus ojos y a partir de ese momento se desplaza mirando esa foto sin chocarse, sin caerse, eludiendo los obstáculos. Si esa foto se rompe, se pierde o se moja, enseguida trata de procurarse una revista y buscar otra foto de una madre con el bebé en brazos para continuar con su deambular, diciendo UGH, UGHH. Un esfuerzo por reducir los equívocos de lalengua, pura iteración del Uno de goce.
Comienza entonces un circuito que tiene en cuenta tanto el espacio dentro de su visión como el que no ve. Este montaje de su cuerpo siempre agarrado a este trozo de revista con la imagen, es un intento de construir un objeto de goce fuera de cuerpo, de armar un circuito que suple la ausencia de borde y le permite una ampliación del trayecto. 
Un cuerpo encerrado
A partir de este momento Lina establece una relación particular a la ropa, la manipula muy delicadamente, tanto la de ella, como la de los otros. Parece muy coqueta, se mira a sí misma su ropa, se sonríe complacida, da unas vueltas y pasa delante del otro para que éste la mire y le diga palabras elogiosas.
Diría que su cuerpo está bordeado, encerrado por la ropa. Es el objeto ‘a’ como horma (E.L./Lacan) que le da una forma al objeto mirada y la articula con el cuerpo, formando un borde del cuerpo como  protección necesaria, ya que bajo estos envoltorios Lina parece no tener la sensación de un cuerpo. Vimos como anteriormente el intento de quitarle la ropa afectaba  su piel misma.
La constitución de la presencia del doble
Lina instalará el doble como suplencia de la identificación imaginaria  que no hay. En ocasiones busca vestirse de manera especular a quien está con ella. Por ejemplo, quiere su pullover sobre los hombros atado por las mangas igual a quien encuentra con ella. Por medio de señas y sonidos se da a entender, pero su pulóver tiene mangas cortas y no es posible atarlo. Lina entra en crisis, llora, el mundo se le desarma. Apenas se le da otro que puede anudar se pacifica y se mira contenta en su partenaire que ha consentido a poner su cuerpo.
En un taller de gimnasia, ubica a la residente en forma paralela a ella y la invita a hacer la misma gimnasia.
Durante la reunión que estamos todos sentados en ronda, ella “acomoda” a las mujeres juntas, trata de que todas tengan las piernas cruzadas para el mismo lado y se pone en la serie con la misma postura. Expresa entonces su sonrisa de satisfacción.
Cuando dibuja en el pizarrón con tiza, suele tomar una tiza con cada mano y hace trazos simultáneos perfectamente simétricos, dejando un espacio en el medio.
 Este mundo doble, o simétrico que ella construye, no implica el funcionamiento del estadio del espejo. Durante un taller que se llama "Coqueterías", el adulto que estaba con ella se maquillaba ante un espejo de mano mientras Lina miraba por detrás de su hombro la imagen en el espejo. Una interrupción obliga al adulto a dejar el espejo sobre la mesa, cuando regresa, Lina tenía el espejo en la mano y estaba pasándole lápiz labial al espejo sin mirarse en él.
 Realización de un circuito del objeto y bordes de goce
En un taller de disfraces comienza siempre poniéndose una misma camisa, después de un rato se la saca y puede probarse otra ropa, pero elige siempre conjuntos de un mismo color o en degradé: pantalón y blusa azul y celeste o pollera y top naranja. También en el taller de construcciones comienza siempre tomando las mismas dos maderas, y luego puede utilizar otras. Arma así cadenas heterogéneas hechas de  cosas discontinuas organizadas como un circuito, con una topología de borde y articulada al cuerpo,  utilizando la ropa para darse un cuerpo y el color para darse unidad, consistencia.
Con todos estos procedimientos Lina ha podido relacionarse con los otros, traer una revista para verla juntos, jugar a que la corran y reír a carcajadas, ayudar en la casa para acomodar, mirar a su semejante y sonreír, acariciar afectuosamente a un compañero.
No olvidaremos de nombrar los efectos sobre el cuerpo: una pacificación de las crisis, control de esfínteres, posibilidad de dormir plácidamente, un uso de las manos que antes no era posible, come con cubiertos, intenta dibujar, manipula los objetos con mayor precisión, saluda al que se va. Ha podido desprenderse un poco del repliegue homeostático del cuerpo encapsulado.
Cuál  es entonces la orientación del PSA? La enunciada por Donna Williams que ha escrito un libro: “necesito un guía que me siga”, agreguemos, a construir eso que pueda hacer suplencia al agujero que no hay por medio de un borde, de circuitos, de un objeto autista y a veces de un doble. Esto le permite el tratamiento del Uno solo de goce para que el  autista pueda salir de su soledad y su aislamiento.
Como reflexión final diré que la ubicación de un real no deja de tener incidencia tanto en el niño autista, como en su familia, su entorno y su futuro, haciendo de ello un sujeto con dignidad sin el estatuto de discapacitado o deficitario, sino con una dimensión de invención y creación que le permite otra manera de estar en el mundo.